martes, 12 de marzo de 2013

La luz de aquel jazz


Masticaba pétalos de margaritas, era un Fénix que renacía por quién sabe cuantas veces en sus cenizas de algodón, para morir y renacer, pero con una sonrisa pintada. Desde ese comienzo tan peculiar, tan miel, todo lo que hice tuvo un fruto, un fruto bañado en candilejas, y fui feliz de que él fuese feliz porque yo lo hice, yo lo iluminé como él a mí, por un breve instante, por eso a mí esa  felicidad se me hizo eterna.
Los rayos crepusculares se filtraban entre las nubes, un atardecer tan resplandeciente, era como estar entre candilejas... yo me sentía entre candilejas, los reflectores que me apuntan promiscuos y delirantes, me bañan de fulgor y pintan destellos en mis pómulos, plantada e iluminada por cientos de luces, yo era el punto de incandescencia entre esa oscuridad, yo era el ritmo, yo y Él, y el otro Él, entre ese silencio, Él no necesita de aquellas luces, Él tiene brillo propio, y el otro Él me da el brillo. No, no me sentía entre candilejas, yo lo estaba, lo estábamos, los tres.
¿Era el Colón? Seguramente lo era ¿O por qué no otro? ¿Coliseo, Maipo, Maipú? Estaba en todos ellos al mismo tiempo. Lloro, me gusta hacerlo. Sentir ese rocío de mar y de lago, salado y dulce, así era; tan sereno recorre mi cara, y llega hasta mi boca, me lava, se congelan las pequeñas gotitas y se hacen diamantes y visten mi cuello desnudo. Acompaño las lágrimas con café mezclado con  vino tinto, un Malbec.
Me pinto los labios, aunque ya estén pintados, para que el rojo sea más intenso, no me arrepiento si mancho la caña. Me acomodo las medias negras, y me pongo los zapatos de mi vieja, los que son color ocre ¡La puta madre! Manché el vestido con rouge... Es un vestido precioso, de cóctel color negro azabache y con una cinta roja en la parte de la cintura. Voy a intentar sacar la mancha con vino.
Las palomas me molestan, parece como si me quisieran quitar protagonismo ¿Quién las dejó entrar al teatro? Un do grave bien sonoro y salen disparadas, yo me encargo..
Pequeño saxo, mí Él, compañero de la vida No sé que te gustaría tocar hoy, no sé que tocar, ni siquiera sé que escalas hacer para calentar.
Hoy tocamos frente a gente desconocida, completamente desconocida; de esas almas anónimas que visten caretas derretidas y no puedo identificarlas. Desconocidos, eso son. Pero al sentir la presencia de aunque sea uno, ya no lo serán, si no una persona que admira lo que hacemos juntos. Pero, quién sabrá su identidad, no le preguntaremos el nombre, y ni siquiera le miraremos  la cara.
 Me gusta reventar los ojos hasta ver fosfenos, imaginar que tengo ojos de caleidoscopio, que me llamo Lucy y que floto en un cielo con  diamantes; ¡Oh! Buena idea, toquemos ese tema.
Ay, The Beatles. Todas sus canciones mencionaban la palabra yeah y love, eso era rock.
El primer tema que aprendí a tocar fue "Yellow submarine" ¿Te acordas ese día? Un desastre, se me quedó el pulmón atorado en el tudel, me desplomé el los sillones del profe Oscar, y el fruncía el ceño y no me decía nada en ese momento, solo me miraba y yo entendía que tenía que y tocar... tocar...  Y esa insistente agonía que ataca al principiante parecía que no tenía fin en cada clase que pasaba.
-        No infles los cachetes, desperdicias aire.
-        No, perdón
-        Apretá más las comisuras de los labios, por ahí se escapa el aire también. Mete la boquilla para adentro.
-         Si...
-        Y respirá por diafragma, como cuando inflas una pelota o un globo, tomas aire y se te infla la panza, cuando jalas el aire apretás el estómago para evitar que se te escape, jalas el aire por la nariz y volves a soplar ¿Está claro? La embocadura y la respiración son fundamentales para sacarle el sonido al saxo. Embocadura y respiración....
-         Son fundamentales.


-        Pero lo más importante es....
-         El sentimiento.
No sé exactamente cuantos ojos me están mirando, pero siento aquellos fantasmas. Me gusta oír el sonido de las monedas al caer, como se despegan las tapitas de mi instrumento, y sobre todo las  ligeras palmadas de aliento, acompañadas de un elogio, a mi música y a mí persona.. en algunos casos esas palmadas las acompaña un guasada. Pero yo no miro, no los miro. Los ignoro, a los críticos, a los atorrantes, a los que miran con cara de bobos porque nunca vieron un saxofón en su puta vida.
Se me levanta el vestido por culpa del viento, siento la mirada de mi profesor, esa mirada punzante. No debo parar, yo sigo, doblo las piernas tratando de taparme, para que no se me vea la bombacha rosada casi transparente.
Yo percibo mi música, Lucy in the sky with diamonds, y veo nubes de mermelada, flores de celofán amarillo y verde, veo a los cuatro bombones de Liverpool, dejo atrás los comentarios de aquel cuarto que mira, y  las bocinas de autos. 
Las centellas que se despegan del sol me pegan levemente... son mis reflectores, estoy entre candilejas, en el escenario, si el escenario. No pagaron entrada, solo dejan monedas, billetes o miradas en el estuche de mi saxofón. Me gusta tocar en las calles, aunque hoy es la primera vez que lo estoy haciendo, pero igualmente me encanta, acompaño a la ciudad en su día, soy un condimento más, soy Música en la  9 de Julio.
Estoy por terminar el tema, voy hacia los más agudos, y luego desciendo lentamente hacia los graves, suave...  En esos breves instantes pienso en cual puede ser el siguiente tema, tal vez  Equinox o Bessie's blues. Esos temas tan mágicos para uno mismo, y decís "Che, juguemos con esto". Voy a combinarme con el viento. Sigo tocando, todavía no abro los ojos, sigo en mi mundo de alucinaciones. Monedas caen, comentarios van y vienen, y los rayos me envuelven, entre candilejas.... si, entre candilejas..
-        Así no... No estás a tempo.
-        Perdón...
-        No pidas perdón, niña. Solo tratá de unirte y seguir el pulso, mis palmas... No es cuestión de simplemente escucharlo, si no de sentirlo, en tus manos, en tus pies, en tu cuerpo.
-        Está bien.
-        También tenes que transmitir algo, no solo tocar lo que indica el condenado pentagrama  como si fueras un robotito. Para eso está la música clásica, pero esto es Jazz, señorita ¡Es Blue Monk, maldita sea!
-        ¡Pero es que..!
-         Si no producís una mínima emoción.. No sé, un chasquido de dedos, un lagrimón, un sube y baja de melenas, un movimiento en los pies, o alguna que otra cosa que hace quedar como idiotas a las personas que te escuchan.. No toqués más.
Sentir ese suave murmullo del viento, que sigue levantando mi vestido, me incita a bailar, pero no puedo moverme mucho, no puedo, ni debo abrir los ojos. Me muevo poquito, los tacos que me puse son como estacas que se enterraron en el asfalto, como la última hojita del árbol de otoño que no puede desprenderse de la ramas, me muevo; sí ¡Eso es! Autumn leaves, queridas hojas difuntas. Adentrate en mí Miles Davis, pero no hagas nada más que estar ahí, solo dame tu presencia. Nada del John, no.
La mirada de mi profesor sigue retorciéndose, retorciéndome... "Podes hacer otra vuelta más"  Pero profe, ya no quiero hacer otra vuelta, se me termina la saliva, y voy a desintegrar la caña si sigo ejerciendo tanta presión.      
-        Jugá con las notas, improvisá, escalas, arpegios..
-        Estoy cansada..
-        Nunca te vas a cansar de esto cuando le tomes la mano, Isabella.


-         Veremos...
-        ¡Ja! Pequeña frígida. Es un juego, también es placer y emoción ¿No lo ves? En el jazz todo es legal.
-        A veces quisiera que me llevaran presa...
Naturalmente, mi profesor, aunque me costara creerlo, tenía razón. Estoy enamorada de esto, de él, y antes de tener cadena perpetua prefiero suicidarme y que me entierren con él a mí lado y que me pongan la boquilla dentro de mi boca putrefacta y llena de gusanos y bichos. Puaj, que asco.
-        No puedo hacerlo...
-        Si que podes. Solo tenes que abrir tu corazón y dejarte de joder.
-         ¡Estoy haciéndolo todo bien! No entiendo... Mi respiración es buena, ya no pierdo aire, puedo leer de corrido ¿Por qué carajo sale mal?
-        ¿Cuántas veces tengo que repetírtelo? Lo más importante es el sentimiento.
-        ¿Entonces por qué mierda tengo que aprender? Si supuestamente todo está en mi corazón y proviene de mí ¿Eh? ¿Me estás quitando la guita?
-         Niña tonta. Es verdad, no hay que restarle la técnica al arte, es importante.
-        ¿Y entonces?
-        ¿Pero qué es un músico que se las sabe todas y no transmite algo? ¿Por qué te gustan los Beatles a vos?
-        Porque me dan alegría, sus letras, su manera de cantar y de tocar me llegan... me hacen reír  llorar, enojarme.. Me hacen bien.
-          ¿Lo ves? Por eso te lo repito una y mil veces, lo más importante es el sentimiento. No hace falta tener dos pulmones de acero, la música sale del alma.
Siempre tuvo razón, siempre. Me pegó, muy duro, pero fueron las caricias más bellas que recibí.... No me bajó a tierra con sus golpes verbales, yo ya estaba en la tierra, eso era lo malo. No podía ver más allá de algo tan maravilloso, como lo era la música, este jueguito tan simpático lleno de sensaciones que te vuelan la cabeza. Poco a poco de la manera más lastimosa y hermosa, me subió, y me dejó colgada a través del Universo, de donde actualmente soy y provengo, porque nací ahí, nací para esto.
Lo primero que veo es la caña toda embarrada de rouge ("Ya te repetí que no es aconsejable que toques con los labios pintarrajeados") empiezo a pensar que eso podría ser sangre.. Luego el estuche, no es que me importase cuanta plata me dejaron aquellos imbéciles, esto lo hago porque me gusta, no busco la admiración de aquellos pobres diablos, pero (aunque suene bastante contradictorio, ya lo ves) me hace feliz que a las personas les guste lo que hago, y de alguna manera u otra tengo que comer, y llegar, llegar... Como me contradigo, la puta madre.
Miro el cielo, esos hermosos rayos, mis hermosos reflectores, compañeros fieles como mi saxofón, mi escenario, mi 9 de Julio. Me descuelgo el saxofón, aun lo sostengo, pero no toco, solo paso mis dedos por las tapitas. Cierro los ojos por última vez, y me dejo caer en los últimos rayos, entre candilejas me dejo ser...
Escucho más monedas que caen.. es un hombre joven ¿Qué quiere? No estoy tocando, seguro debe ser un maldito pervertido, aunque no tiene esa facha, todo lo contrario, tiene una cara de nene que no rompe ni un plato, y unos trapos elegantes pero lleno de pelusa de gato (me contradigo, de nuevo). Quién sabe ¿Por qué puso esas monedas entonces? Habrá querido ser amable, capaz.. pero igualmente pongo cara de desprecio.
Nota mi reacción, se ríe despacito y mira para abajo, como un nene avergonzado pero sin dejar de lado sus manías de pícaro y finalmente me dice:
-        Eh ¿Y esa carita? No pienses mal, yo escuché lo que tocaste...
-        Ah Si? ¿Qué toqué entonces? - Lo interrumpo
Se ríe de nuevo y me canturrea: 


-        Picture yourself in a boat on a river with tangerine trees and marmelade skies... somebody calls you, you answer quite slowly...
Se detiene y se acerca a mí.. Me quedo completamente estúpida mirándolo con la boca abierta mientras se aproxima más y más.. Madre mía, me encantaria ver mi cara de idiota en este momento.
-        A girl with kaleidoscope eyes... - Me dice al oido
Me quedo mirandolo  un tiempo más. No sé que decir, solo lo miro, y es tan tierno a la vista, como una cajita de galletas de canela, es tan solo un poco más alto que yo, cabello recojido, no es tan largo, es de color miel, al igual que sus ojos, y sus tiernos pópulos estaban muy rosados, al igual que sus labios tan finos y al parecer suaves.
Se percató del cambio de mis facciones, de enojada a una completa idiota. Me sonrié y larga nuevamente esa risita de niño y añade:
-        Ya enserio... creo que tienes talento, bella...
No quise escuchar más, era justo lo que necesitaba, tomé mi saxofón y toqué las primeras cosas locas que se me vinieron a la mente, no sé, tocaba sin noción y pensaba en la nariz húmeda y rosita de mi gatita Fershita estámpandose en mi brazo, niñas y niños con ropa elegante, pesacaditos de colores flotando en el cielo, los aromas que deja la lluvia cuando se va, pastales de manzana, alfombras de piel sintética de todos los colores, en los Beatles, en la Luna cuando está rodeada de nubes como si se diluyera poco a poco, en los tenues rayos que me bañaron hoy a la tarde, mis amadas candilejas, en una sola frase "Ya enserio... creo que tienes talento, bella.." "Creo que tienes talento, bella..." No me importa si es verdad, no me importa si tengo talento o no, si soy bella o no, lo que importa es que estoy haciendo lo que amo, y tengo una inspiración de dos cosas que  amo, a mi saxofón, mi Él y a ese chico, el otro Él.
No, el pibe tal vez no, solo amo lo que dijo ¿O ambas cosas? Y toco, y toco... Y se me salen las lágrimas, tengo los ojos cerrados, pero se me escurren, escapan, y adornan mi cuello. Lloro, me gusta llorar, lloro por su frase, por mis contradicciones, por el amor o la mentira que me pegó hasta lo más profundo de mi corazón.
Escucho nuevamente el sonido de las monedas que caen, y siento muchos ojos que me miran, siento sus ojos. Todas las personas que se detuvieron a escucharme me aplaudieron, pero no, ahora no quería que escucharan aquellos metidos, esto era solo para él, y nada más que para él, no quiero el dinero sucio de aquellos, no lo quiero, es más, ya no quiero que me den nada.
Junto la plata porque sí, y guardo el saxo en su estuche. Doy una leve reverencia a las gentes que estaban allí, no sé porque lo hice, tal vez no quise quedar como una desagradecida, o simplemente quería que sepan que ya no voy a tocar más y que se vayan al carajo. Y así fue, todos se marcharon, y él también, se había ido, lo sentía, pero ya no estaba ahí.
Estuve triste un largo tiempo, mucho tiempo, no sé cuento habrá pasado de aquel comienzo, pero seguí tocando, por mí, por mi saxo, y por sus palabras. Seguí y seguí hasta que las mejillas se me pusieron coloraditas. Aún siento su perfume tan suave y berreta, mezclado con tabaco. Las palabras de aquel desconocido ¿Cómo pudieron haberme tocado tanto, tanto como para  romper en diamantes?
Si, yo tengo talento. Estoy en un escenario, el de mi vida, el de su vida. Abro los ojos y miro al público, ya terminó la función, y mis recuerdos se diluyen, pigmentados con sus ojos miel, y el dulce rebaño de luces, de los proyectores, de los rayos crepusculares, de un comienzo sin fin, de un nudo y quién sabe que desenlace ¿Quién me alumbra con tanto amor? ¿Quién me baña con su fuego? No me maquino, ni me drogo, era el Colón.
Ya pasó tanto tiempo de aquel comienzo, me quedo tonta, y saludo con respeto, y me voy detras del escenario ¿Quién me trae rosas negras esta noche? ¿O tal vez claveles de papel de diario? Muchos, muchos muñecos de plastilina seca y de arcilla bien durita.
Tanto tiempo... pero bueno, voy a emborracharme con las flores de barro y moho.  Busco deseperadamente un Malbec, un Bianchi, un Circus, un Uvita, etanol, lo que sea, tengo que beber para limpiarme las entrañas y abortar lo de hace unos segundos.
Veo una pequeña notita, con un color tan miel tan peculiar.


 "Para la niña de ojos de caleidoscopio: Bella, tú SI tienes talento" Con una pequeña margarita pegada.
 Mis lágrimas brotaron, y no cesaban, los diamantes no cesaban, formé mi propio cielo con diamantes.
En mi vida me contradije una y mil veces, y no siempre estuve borracha . Él estaba ahí, alumbrándome con amor, él era la luz. Ese amor, no era una bombilla, pero daba más luz que cualquier otra que hubiera, sin usar la maldita electricidad ¿Cómo les quedó el ojo Franklin y Edisón? Podría decirse que el nudo de este comienzo el lo iluminó, y sigue. Oh si, claro que sigue...
Masticaba pétalos de margaritas, era un Fenix que renacía por quien sabe cuantas veces en sus cenizas de algodón, para morir y renacer, pero con una sonrisa pintada. Desde ese comienzo tan peculiar  tan miel, todo lo que hice tuvo un fruto, un fruto bañado entre candilejas, y fui feliz de que él fuese feliz porque yo lo hice, yo lo iluminé como él a mí, por un breve instante, por eso a mí esa  felicidad se me hizo eterna.... Para siempre ¡Si señor!




















Texto: Camille Chico.

3 comentarios:

  1. La imagen de las dos flores que está acá a la derecha es de la peli The Wall, no? Me estremecí entera cuando la ví. Que potente!!
    Me encantan muchas de las cosas que hay en tu blog. Mucho Beatle, por ejemplo. :)

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    1. Exactamente Eli. Que bueno que compartamos gustos.
      The Beatles es un sentimiento incomparable♥

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