-
Basta, no quiero escucharte
más, vete de aquí.
-
Pero, papá.... estoy segura que
mamá debió irse a tomar mates con Libertad.... jamás se me
ocurriría que la hayan raptado, no serian
capaces ¿Por qué no vas a ver el partido? Dentro de unas horas comienza el
partido, dale, anda.
-
¿Cómo podes decir algo así?
¡Abre los ojos, Prudencia! Hace ya horas que no sabemos nada de ella. Tu madre
no es así, siempre nos avisa si va a visitar a una de sus amigas ¿Cómo puedes
ser que seas tan ciega, hija mía, ser tan indiferente?
-
¡Esta forma de gobierno
funciona bien! Vos estas mal, echándole la culpa a ellos, no podes suponer
cosas tan ruines. Hacen lo mejor que pueden, quieren que estemos seguros.
-
¿Cómo puedes esconder los
difuntos dentro de un pozo, así nada más?
-
Eso es un mito, es pura
casualidad. Nunca viví mejor en mi corta vida de 24 años. Y ni se te ocurra
meter a mamá en una bolsa de muertos, y no acuses a los milicos, no tenés
derecho. Están para cuidarnos, y creo que no podes entender eso.
-
Si estas tan segura entonces ve
a buscar tu madre, espero que vengan en una pieza. Y mis saludos a Libertad,
espero que este bien su futura beba, ojala no la tires en el mismo agujero
negro a la pequeña Argentina, como lo haces con todo y con todos.
No quise
contestarle, se armaría una batalla, dos puntos de vista diferentes
enfrentándose absurdamente. Yo tengo razón, yo gano de antemano, no vale la
pena discutir más con él, no quisiera humillarlo una vez más.
El cielo, la
hoja que envuelve a este insignificante mundo, estaba extrañamente manchada de
colores fríos, mezclándose con las pocas nubes que se encontraban diluidas en
la tímida puesta de Sol. Era un cuadro extraño pero pintoresco, una acuarela.
Estaba salpicado de estrellas, similar a la brillantina que acompañan a este
singular dibujo que hoy adorna a Buenos Aires.
La casa de
Libertad estaba solo a una cuadra de aquí, iba a ser un trámite corto.
Saludé a los
militares que estaban allí, tan rígidos como siempre, estatuas hechas de
cemento camuflado, rostros duros y sin expresiones, como los soldaditos de
juguete, me eche a reír por dentro al acordarme cuando solía jugar con esos
pedacitos de plástico. Una de esas estatuas capturó mi atención, era hermoso,
cabello abultado y rojizo, unos ardientes ojos vidriosos color de otro mundo,
una fusión entre el marrón claro y el verde de las aceitunas, su piel albina y
perfecta como el mármol, rasgos omnipotentes, no parecía de esos hombres de los
que solían sonreír. Memoricé su precioso rostro, facción por facción y seguí mi
camino.
El viento me
susurraba al odio, haciendo danzar mis cabellos color castaño, formando nudos,
marañas, una encrucijada de miel sobre mi cabeza.
Llegando a la
cruz donde marca el mapa, me situaba frente de la puerta de mi vecina,
terminaría con esto de una vez y desenterraría a mi madre, la llevaría a casa
para que los nervios de mi padre dejaran de atormentarlo y romper sus dudas sin
sentido con el poder de mi razón. Mi mano se prepara para tocar la puerta, lo
hago, pero no hubo respuesta.
-
Libertad, soy Prudencia la hija
de Alma ¿Me escucha? Libertad..
Sin respuesta.
Accedí a entrar, supongo que no me habrán oído.
-
Libertad, Mamá ¿Están aquí...?
Mi corazón casi
estalla del susto, como cuando un alfiler saluda a un globo. Un ruido sordo me
perforó los tímpanos, solté un cobarde y chillón gritito de niña. Ese estruendo
no fue producto de la explosión de mi órgano anteriormente mencionado, aunque
cueste creerlo.
La puerta se cerró
detrás de mí, viento traicionero, que miedo me dio. Empiezo mi búsqueda, el
tesoro, mi madre ¿Dónde puede estar? Inspeccioné cada rincón, pero ni pistas
encontré de ella.
Abandoné la
misión con las manos vacías, me dirijo frustrada hacia el exterior pensando en
que le diré a mi padre cuando llegue a casa.
¿Qué pasa? ¿Por
qué? No puedo salir, la puerta no abre. Forcejeo y forcejeo pero no obtengo
resultado.
-
Ayuda, ayuda, me he quedado
encerrada. Necesito ayuda.
-
Nosotros también la necesitábamos...
No pasaron ni 10
minutos que estoy encerrada en casa ajena y ya estoy empezando a oír voces
¡Bien hecho, Prudencia, cada vez mejor!
-
Nadie nos ayudó, nadie nos
ayudó...
¿De donde
proviene ese cantito?
-
¿Quién esta ahí? ¿Hay alguien?
-
Nadie nos ayudó..
Golpea en mi
mente ese canturreo de un coro infernal, cada segundo, no para, es
insoportable, retumba, como si fuera un eco, es un eco, un eco en mi
conciencia. La despedaza, la rompe, la carcome. Imitaría a Van Gogh dos veces
para cortar esta agonía.
-
¡Basta! ¿Dónde están?
-
En un pozo, en un pozo...
¿Cómo que en un
pozo? Cada vez es peor, siento que me sangran los oídos.
-
Nos encontraras en un pozo el
pasado esta dentro de un pozo, todos los desaparecidos, todas las mentiras,
todo el dolor y la lucha están dentro del pozo.
¿Qué, qué? ¿Qué
me quieren decir con eso? No entiendo, lo único que puedo comprender es que me
estoy desvaneciendo, siento estacas que se clavan en mi pecho, me perforan el
alma, me atraviesa un hierro caliente ¿Qué son todas estas torturas? Me siento
sucia, quiero arrancarme la piel. Quiero vomitar, quiero sacar la escoria que
hay dentro de mí.
Corro
descontroladamente hacia en baño, repentinamente tropiezo y ahora todo se mueve
lentamente y mi interior grita desesperadamente hasta que abro los ojos. Todo
está completamente oscuro, no puedo ver absolutamente nada, tal vez he perdido
la vista, comienzo a enloquecer, el silencio, la filosa tranquilidad se torna
abrumadora. Trato de ordenar mis pensamientos pero es prácticamente imposible.
Me levanto, me
miro en el espejo, puedo reconocerme, estoy pálida, tiemblo, simplemente deseo
humedecerme en el sosiego. De pronto todo el tormento se centra en un solo
punto. Dagas enmohecidas se clavan en mi vientre, siento algo que se mueve
dentro del mismo, el dolor se multiplica por mil.
- Prudencia, ayúdame...
Esa voz me
resulta familiar ¿Quién es? Es una voz femenina, cantarina, suave, llena de
calidez, mis oídos se endulzan y descansan en esa armonía. Quiero contestarle,
pero tengo un nudo en la garganta, me arde, hay una hoguera con una corona de
espinas.
-
¿Qué... qu... ? ¿Quién eres?
-
Voltea y mírate al espejo.
Los ojos se me
salen de las órbitas, quiero llorar y no puedo, me falta el aire, ese rostro no
me pertenece. Es Libertad ¡Oh querida Libertad! No comprendo nada. La sangre
abandona mi cara, estoy congelada. Mi estomago carbonizado crece repentinamente
¿Y ahora que esta pasando?
-
Ayúdame, Prudencia...
Los cristales se
aferran en mi puño, la sangre salta a borbotones, como una fuente sin control,
seguramente me corte una vena o varias de ellas.
-
¡Basta! ¿Cómo puede ser? ¿Dónde
estas? ´¿Dónde esta mamá?
-
Junto a mí, estamos en el pozo.
Mi mente se
perturba agitada y confundida, trato de incorporarme, realmente lo intento...
¡Basta, basta! El golpe me afectó la cabeza, no puede estar pasando esto.
Miles de imágenes
se estampan en mi cabeza, es como una película en sepia... me falta el aire, no
hay nada que respirar, el aire se fue. Libertad, mamá... ¿Quienes son esos
hombres? ¿Son soldados? ¿Ese no es el que vi hoy, el del rostro perfecto? ¿Por
qué se las llevan? Siento toda mi piel
mojada, tomada de la mano de una corriente eléctrica que se desplaza desde la
punta de mis pies hasta mis pestañas. Latigazos en mi espalda, sangre
espurriéndose por todas partes. Me duele mucho el vientre ¡Madre, Libertad! No
puede ser, basta no quiero ver más.
Mis rodillas tienen abolladuras. No puedo ver
nada como quería desde un principio, simplemente percibo los sollozos
entristecidos de mujeres, zapatos de un nuevo personaje rebotando contra el
suelo, cada vez más y más fuerte ¡No! Mi vientre me duele mucho. El acero
recorre mi cuerpo, dos veces, tres, cuatro, infinitas veces ¡Quiero despertar
de esta pesadilla! ¡Las han llevado a la replica de un infierno!
Me incorporo
sobe los azulejos, me repito infinidades de veces "Es un sueño, es un
espantoso sueño".
-
Mataron a inocentes, muchos
inocentes ¿Quién puede pagar nuestras penas?
Ese cantito otra
vez, son niños tomados de la mano, sin sus pieles, cantando, sus voces otra
vez, es como un ácido que perfora toda mi materia, todas mis tontas creencias
¿Por qué hicieron eso los milicos? El muchacho atractivo solo es una máscara
ese rostro bellísimo, no puede ser ¿A mi madre, a Libertad, a su hija
Argentina? ¿Quien puede ser más inocente que alguien que todavía no pisó este
pantano lleno de impurezas llamado mundo? ¿Cómo pude ser tan ciega? Las
palabras de mi padre penetran en mí, permanecen ahí, devorando toda mi
conciencia, haciéndola añicos ¿Cuantas vidas caben en un pozo?
Todo es
confusión y desconcierto sin fin. Mi vientre, mi vientre ¿Qué le pasa? ¿Por qué
actúa así?
¡No, otra vez
no! Todo el dolor y la agonía de este pérfido mundo se adentró en mí ser. La
sangre goteando, una vez más, cadáveres de infantes coordinan y hacen una ronda
al rededor mio cantándome bañados de pena y envueltos en desconsuelo
"Encontraras el pasado dentro de un pozo, todos los desaparecidos, todas
las mentiras, todo el dolor y la lucha están dentro del pozo" Pequeñas
voces ahogadas en un sufrimiento acoplaban todo mi oído, retumban las notas,
esculpidas en mi oreja cada palabra, la herida esta al rojo vivo. Gritos sordos
color luto, envuelven mi cuerpo, me aprietan como si estuviera atada en mil
alambres de púa, mi sangre y la de otros se escurren en mi piel, a medida que
pasa el tiempo me acostumbro a esta maldita melodía y al angustioso sonido de
la sangre goteando al ritmo de los latidos de los corazones putrefactos de un
pueblo cegado de malicia, rugiendo, reclamando Libertad, Libertad.
El tamaño de mi
vientre se agranda cada vez más y más, siento que va a ser erupción ¿Qué esta
pasando? ¿Libertad, dónde te encuentras, Libertad? No me dejes. Sigue
creciendo, no lo entiendo ¿Qué tengo dentro de mí? ¿Qué es esto? Libertad, ayúdame,
explícame, acompáñame.
-
Es Argentina, libérala. Que
salga y alumbre nuestro infierno oscuro y lúgubre. Que espante a los cuervos,
que le quite la venda de los ojos a la Justicia, que abra paso a un mañana, que
le de un beso a la Libertad y que abrace a la Prudencia. Después de tanta
espera al fin despertará, nuestro fragmento de Sol que iluminará a este dibujo
macabro que adorna a Buenos Aires y a toda la Argentina. Dale paso hacia
nuestros brazos.
Mi corazón
galopa, hay un semental dentro de él, corriendo entre las tinieblas, huyendo de
ellas. Desplomada en la cama, me mordí la lengua de tanto calvario, mi boca
oxidada, mis dientes rotos, lágrimas fusionadas con gotas de sudor. Argentina,
pequeña, ven con nosotras. Me atravesaba un rió cálido, un incendio en mi
vientre, estaba cerca. Por aquí, preciosa, no te vayas por las penurias, ven
donde están los espíritus desgarrados sedientos de esperanza, sedientos de ti,
pañuelos en las cabezas de las mujeres, rodillas raspadas, corazones fusilados.
Toca mis manos, sujétate de la Prudencia y nunca la sueltes, nunca me sueltes.
Muerte al ocaso. Golpea las rocas. Rompe las barreras de la oscuridad.
Mis ojos son
rozados por la maravilla más hermosa y fresca que vi en mi vida. Nunca la había
visto tan hermosa, un resplandor en su pequeño rostro, una microscópica figura
de un futuro, sus sienes se encontraban empapadas de un aurora de un milagro,
su cuerpecito fue tallado por los mismos ángeles. Bañada en sangre, nuestra
flor silvestre, esta entre nosotros, con sus madres, pero ¿Por qué no abres tus
ojitos? ¿Tienes vergüenza de ver las injurias que hay aquí? ¿Dónde esta ese
melodioso sonido que llena de gozo nuestras vidas? ¿Por qué ni siquiera lloras
por el mal que esta presente? ¿Estas ahí querida, Argentina? ¿Libertad, que le
sucede?
Reposo en el
aire, ni un zumbido, nos abandonó, lo poco de Libertad que teníamos ¿Se la
tragó el fútbol o las iglesias la callaron nuevamente? ¿Una careta esta sobre
su rostro? Argentina, despierta, por nosotros, por tus madres. Eres tan
preciosa como un la salida del sol después de una tempestad. No podía dejar de
mirarla, la tenía en mis manos, su materia estaba aquí, como queríamos ¿Pero y
su diminuta alma? ¿Esa alma que todos anhelábamos que creciera para conformar
un porvenir sólido y justicioso? ¿Acaso se perdió en las penurias? ¡Te advertí
que no vallas por ahí! Argentina, Argentina. Eres tal y como siempre te soñé,
pero vive, querida, vive, elévate al presente. Te observo, te grabo en mis
pensamientos. Aun no logro oírte. Solo quedo yo para este horrible lugar, estoy
sola, me duele, me desvanezco, pero te estoy viendo, hija ¿Algo más? Quiero
seguir contemplándote, me pasaría siglos, milenios, eternidades haciéndolo,
viviría de tu imagen y me bastaría ¿Pero por qué esta tan oscura? No, no quiero
cerrar los ojos. Libertad, Argentina ¿Acaso yo, Prudencia, debo irme también?
Quiero observarte más, Argentina, acordarme de que realmente exististe.
¿Quién apagó la
ultima luz de alegría? ¿Quien privó al mundo de nosotras? Libertad y Prudencia,
dejan a Argentina, y Argentina los deja a ustedes. Texto: Camille Chico.